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El polémico regreso de Amy Winehouse a los escenarios como holograma

17 October 2018

Siete años después de la muerte de la artista, su padre, Mitch Winehouse, anuncia una gira de tres años basada en esta tecnología. Su controvertido historial mediático a costa de la imagen de Amy no acompaña.

Si una idea rezumaba sobre Mitch Winehouse al ver el documental póstumo sobre Amy (2015), de Asif Kapadia, es que en la trágica vida de la artista, la figura de su padre adquiriendo repentina presencia conforme su carrera iba despegando, resultaba, cuando menos, sospechosa. El mismo Mitch se daba por aludido tras ver la previa a su estreno e intentó sabotearla, a pesar de haberle brindado su apoyo inicial. Un comunicado y una entrevista con la periodista Emine Saner en el británico The Guardian le sirvieron para excusarse del retrato de padre ausente que más tarde aconsejaría a su hija no rehabilitarse de su adicción a las drogas y al alcohol (así lo cantó Amy en Rehab) y que la empujaría a cumplir su agenda de conciertos a pesar de atravesar momentos de clara inestabilidad emocional. 

Es engañoso y trata algunas cosas que no son verdad”, decía. Pero su gusto por el foco se ha seguido haciendo evidente durante este tiempo. La publicación de un libro dos años después del fallecimiento, Amy, my daughter (Harper Collins), y varias entrevistas que hacen las delicias del clickbait,en las que asegura que el fantasma de su hija se le aparece con frecuencia, como la que daba el pasado enero a The Sunplantean si su empeño por mantener viva su imagen va más allá de lo estrictamente musical.

¿La última? Anunciar que a partir de otoño de 2019, un holograma de Amy Winehouse hará una gira mundial que se extenderá durante tres años.

Es un poco raro, lo entiendo”, dice en el vídeo que ha grabado para Reuters dando la noticia. En él asegura que la recreación digital de su hija aparecerá sobre el escenario junto con una banda que tocará en directo y describe los detalles, como que el holograma entrará y saldrá del escenario o que podrá dirigirse al público para dar las gracias entre las 15 canciones que compondrán el repertorio. “Creo que ella pensaría que es una idea genial.

Sé que apoyaría cualquier cosa que hagamos”, apunta. Los beneficios, según ha indicado, irán destinados por completo a la Fundación Amy Winehouse, que ayuda a jóvenes a superar sus adicciones, a la que el ex taxista ahora dedica su jornada por completo.

La idea no es nueva y el modelo, en realidad, es el paso siguiente de una cultura del entretenimiento que explota hasta la saciedad la imagen de los artistas muertos en diferentes formas de espectáculo. El holograma es otra de las variables en la que la tecnología accesible en 2018 hace acto de presencia para fascinación o indignación de muchos.

La pregunta es, ¿de verdad Amy querría esto?

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